25
Pondré también su mano sobre el mar, y su diestra sobre los ríos.
26
El clamará a mí: Mi Padre eres tú, mi Dios y la roca de mi salvación.
27
Yo también lo haré mi primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra.
28
Para siempre conservaré mi misericordia hacia él, y mi pacto le será confirmado.
29
Así estableceré su descendencia para siempre, y su trono como los días de los cielos.
30
Si sus hijos abandonan mi ley y no andan en mis juicios,
31
si violan mis estatutos y no guardan mis mandamientos,
32
entonces castigaré con vara su transgresión, y con azotes su iniquidad.
33
Pero no quitaré de él mi misericordia, ni obraré falsamente en mi fidelidad.
34
No quebrantaré mi pacto, ni cambiaré la palabra de mis labios.
35
Una vez he jurado por mi santidad; no mentiré a David.
36
Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.
37
Será establecido para siempre como la luna, fiel testigo en el cielo. (Selah)
38
Pero tú lo has rechazado y desechado, contra tu ungido te has enfurecido.
39
Has despreciado el pacto de tu siervo; has profanado su corona echándola por tierra.
40
Has derribado todos sus muros; has convertido en ruinas sus fortalezas.
41
Todos los que pasan por el camino lo saquean; ha venido a ser una afrenta para sus vecinos.
42
Tú has exaltado la diestra de sus adversarios; has hecho regocijarse a todos sus enemigos.
43
Has retirado también el filo de su espada, y no le has hecho estar firme en la batalla.
44
Has hecho cesar su esplendor, y has echado por tierra su trono.
45
Has acortado los días de su juventud; lo has cubierto de ignominia. (Selah)