20
Encontré a mi siervo David;
lo ungí con mi aceite santo.
21
Con mi mano lo mantendré firme,
con mi brazo poderoso, lo haré fuerte.
22
Sus enemigos no lo vencerán
ni lo dominarán los malvados.
23
Aplastaré a sus adversarios frente a él
y destruiré a los que lo odian.
24
Mi fidelidad y mi amor inagotable lo acompañarán,
y con mi autoridad crecerá en poder.
25
Extenderé su gobierno sobre el mar,
su dominio sobre los ríos.
26
Y él clamará a mí: “Tú eres mi Padre,
mi Dios y la Roca de mi salvación”.
27
Lo convertiré en mi primer hijo varón,
el rey más poderoso de la tierra.
28
Lo amaré y le daré mi bondad para siempre;
mi pacto con él nunca tendrá fin.
29
Me aseguraré de que tenga heredero;
su trono será interminable, como los días del cielo.
30
Pero, si sus descendientes abandonan mis enseñanzas
y dejan de obedecer mis ordenanzas,