27
El hizo llover sobre ellos carne como polvo, aladas aves como la arena de los mares,
28
y las hizo caer en medio del campamento, alrededor de sus viviendas.
29
Comieron y quedaron bien saciados, y les concedió su deseo.
30
Antes de que hubieran satisfecho su deseo, mientras la comida aún estaba en su boca,
31
la ira de Dios se alzó contra ellos y mató a algunos de los más robustos, y subyugó a los escogidos de Israel.
32
A pesar de todo esto, todavía pecaron y no creyeron en sus maravillas.
33
El, pues, hizo terminar sus días en vanidad, y sus años en terror súbito.
34
Cuando los hería de muerte, entonces le buscaban, y se volvían y buscaban con diligencia a Dios;
35
se acordaban de que Dios era su roca, y el Dios Altísimo su Redentor.
36
Mas con su boca le engañaban, y con su lengua le mentían.
37
Pues su corazón no era leal para con El, ni eran fieles a su pacto.
38
Mas El, siendo compasivo, perdonaba sus iniquidades y no los destruía; muchas veces contuvo su ira, y no despertó todo su furor.
39
Se acordaba de que ellos eran carne, un soplo que pasa y no vuelve.
40
¡Cuántas veces se rebelaron contra El en el desierto, y le entristecieron en las soledades!
41
Tentarona Dios una y otra vez, y afligieron al Santo de Israel.
42
No se acordaron de su poder, del día en que los redimió del adversario,
43
cuando hizo sus señales en Egipto, y sus prodigios en el campo de Zoán.
44
Convirtió en sangre sus ríos y sus corrientes, y no pudieron beber.
45
Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, y ranas que los destruían.
46
Entregó también sus cosechas al saltamontes, y el fruto de su trabajo a la langosta.
47
Con granizo destruyó sus vides, y sus sicómoros con escarcha.