4
Tú eres glorioso y superas en majestad
a las montañas eternas.
5
Nuestros enemigos más audaces fueron saqueados
y yacen ante nosotros en el sueño de la muerte.
No hay guerrero que pueda levantarse contra nosotros.
6
A la ráfaga de tu aliento, oh Dios de Jacob,
sus caballos y carros de guerra quedan inmóviles.
7
¡Con razón eres tan temido!
¿Quién puede quedar en pie ante ti cuando estalla tu ira?
8
Desde el cielo sentenciaste a tus enemigos;
la tierra tembló y permaneció en silencio delante de ti.
9
Te levantas para juzgar a los que hacen lo malo, oh Dios,
y para rescatar a los oprimidos de la tierra.
Interludio
10
La rebeldía del ser humano sólo resalta tu gloria,
porque tú la usas como un arma.
11
Haz votos al Señor
tu Dios y cúmplelos;
que todos le lleven tributo al Temible.
12
Él quiebra el orgullo de los príncipes,
y los reyes de la tierra le temen.