3
¡Cuántos enemigos contra un solo hombre!
Todos tratan de matarme.
Para ellos no soy más que una pared derribada
o una valla inestable.
4
Piensan derrocarme de mi alta posición.
Se deleitan en decir mentiras sobre mí.
Cuando están frente a mí, me elogian,
pero en su corazón me maldicen.
Interludio
5
Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios,
porque en él está mi esperanza.
6
Solo él es mi roca y mi salvación,
mi fortaleza donde no seré sacudido.
7
Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios;
él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme.
8
Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento;
dile lo que hay en tu corazón,
porque él es nuestro refugio.
Interludio
9
La gente común no vale más que una bocanada de viento,
y los poderosos no son lo que parecen ser;
si se les pesa juntos en una balanza,
ambos son más livianos que un soplo de aire.
10
No te ganes la vida mediante la extorsión
ni pongas tu esperanza en el robo.
Y si tus riquezas aumentan,
no las hagas el centro de tu vida.
11
Dios ha hablado con claridad,
y yo lo he oído muchas veces:
el poder, oh Dios, te pertenece a ti;
12
el amor inagotable, oh Señor, es tuyo;
ciertamente tú pagas a todos
de acuerdo a lo que hayan hecho.