6
Oh Dios, rompe los dientes de su boca; quiebra las muelas de los leoncillos, SEÑOR.
7
Que se diluyan como las aguas que corren; cuando disparen sus saetas, que sean como si estuvieran sin punta.
8
Que sean como el caracol, que se deslíe según se arrastra, como los que nacen muertos, que nunca ven el sol.
9
Antes que vuestras ollas puedan sentir el fuego de los espinos, tanto los verdes como los que arden, los barrerá El con torbellino.
10
El justo se alegrará cuando vea la venganza, se lavará los pies en la sangre de los impíos;
11
y los hombres dirán: Ciertamente hay recompensa para el justo, ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra. destruyas. Mictam de David, cuando Saúl envió hombres y vigilaron la casa para matarlo.