2
Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos
y las montañas se derrumben en el mar.
3
¡Que rujan los océanos y hagan espuma!
¡Que tiemblen las montañas mientras suben las aguas!
Interludio
4
Un río trae gozo a la ciudad de nuestro Dios,
el hogar sagrado del Altísimo.
5
Dios habita en esa ciudad; no puede ser destruida;
en cuanto despunte el día, Dios la protegerá.
6
¡Las naciones se encuentran en un caos,
y sus reinos se desmoronan!
¡La voz de Dios truena,
y la tierra se derrite!
7
El Señor
de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros;
el Dios de Israel
es nuestra fortaleza.
Interludio
8
Vengan, vean las obras gloriosas del Señor
:
miren cómo trae destrucción sobre el mundo.
9
Él hace cesar las guerras en toda la tierra;
quiebra el arco y rompe la lanza
y quema con fuego los escudos.
10
«¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios!
Toda nación me honrará.
Seré honrado en el mundo entero».
11
El Señor
de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros;
el Dios de Israel es nuestra fortaleza.
Interludio