18
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han desviado nuestros pasos de tu senda;
19
sin embargo, nos has quebrantado en la región de los chacales, y nos has cubierto con la sombra de la muerte.
20
Si nos hubiéramos olvidado del nombre de nuestro Dios, o extendido nuestras manos a un dios extraño,
21
¿no se habría dado cuenta Dios de esto? Pues El conoce los secretos del corazón.
22
Pero por causa tuya nos matan cada día; se nos considera como ovejas para el matadero.
23
¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.
24
¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestra aflicción y de nuestra opresión?
25
Porque nuestra alma se ha hundido en el polvo; nuestro cuerpo está pegado a la tierra.
26
¡Levántate! Sé nuestra ayuda, y redímenos por amor de tu misericordia.