12
Pues me rodean las dificultades,
¡son demasiadas para contar!
Es tal la acumulación de mis pecados
que no puedo ver una salida.
Suman más que los cabellos de mi cabeza
y he perdido toda mi valentía.
13
Por favor, Señor
, ¡rescátame!
Ven pronto, Señor
, y ayúdame.
14
Que los que tratan de destruirme
sean humillados y avergonzados;
que los que se deleitan en mis dificultades
retrocedan con deshonra;
15
que su vergüenza los horrorice,
porque dijeron: «¡Ajá! ¡Ahora sí lo atrapamos!».
16
Pero que todos los que te buscan
se alegren y se gocen en ti;
que los que aman tu salvación
griten una y otra vez: «¡El Señor
es grande!».
17
En cuanto a mí, pobre y necesitado,
que el Señor me tenga en sus pensamientos.
Tú eres mi ayudador y mi salvador;
oh Dios mío, no te demores.