4
Pon tu delicia en el SEÑOR, y El te dará las peticiones de tu corazón.
5
Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará;
6
hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.
7
Confía callado en el SEÑOR y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas.
8
Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, sólo harías lo malo.
9
Porque los malhechores serán exterminados, mas los que esperan en el SEÑOR poseerán la tierra.
10
Un poco más y no existirá el impío; buscarás con cuidado su lugar, pero él no estará allí.
11
Mas los humildes poseerán la tierra, y se deleitarán en abundante prosperidad.
12
El impío trama contra el justo, y contra él rechina sus dientes.
13
El Señor se ríe de él, porque ve que su día se acerca.
14
Los impíos han sacado la espada y entesado el arco, para abatir al afligido y al necesitado, para matar a los de recto proceder.
15
Su espada penetrará en su propio corazón, y sus arcos serán quebrados.
16
Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos.
17
Porque los brazos de los impíos serán quebrados; mas el SEÑOR sostiene a los justos.
18
El SEÑOR conoce los días de los íntegros, y su herencia será perpetua.
19
No serán avergonzados en el tiempo malo, y en días de hambre se saciarán.
20
Pero los impíos perecerán, y los enemigos del SEÑOR serán como la hermosura de los prados; desaparecen, se desvanecen como el humo.
21
El impío pide prestado y no paga, mas el justo es compasivo y da.
22
Porque los que son bendecidos por el SEÑOR poseerán la tierra, pero los maldecidos por El serán exterminados.
23
Por el SEÑOR son ordenados los pasos del hombre, y el SEÑOR se deleita en su camino.
24
Cuando caiga, no quedará derribado, porque el SEÑOR sostiene su mano.
25
Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan.
26
Todo el día es compasivo y presta, y su descendencia es para bendición.
27
Apártate del mal y haz el bien, y tendrás morada para siempre.
28
Porque el SEÑOR ama la justicia, y no abandona a sus santos; ellos son preservados para siempre, pero la descendencia de los impíos será exterminada.
29
Los justos poseerán la tierra, y para siempre morarán en ella.
30
La boca del justo profiere sabiduría y su lengua habla rectitud.
31
La ley de su Dios está en su corazón; no vacilan sus pasos.
32
El impío acecha al justo y procura matarlo.
33
El SEÑOR no dejará al justo en sus manos, ni permitirá que lo condenen cuando sea juzgado.
34
Espera en el SEÑOR y guarda su camino, y El te exaltará para que poseas la tierra; cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.
35
He visto al impío, violento, extenderse como frondoso árbol en su propio suelo.
36
Luego pasó, y he aquí, ya no estaba; lo busqué, pero no se le halló.
37
Observa al que es íntegro, mira al que es recto; porque el hombre de paz tendrá descendencia.
38
Pero los transgresores serán destruidos a una; la posteridad de los impíos será exterminada.
39
Mas la salvación de los justos viene del SEÑOR; El es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
40
El SEÑOR los ayuda y los libra; los libra de los impíos y los salva, porque en El se refugian.