8
Que todo el mundo tema al Señor
y todos estén ante él con temor reverente.
9
Pues cuando habló, el mundo comenzó a existir;
apareció por orden del Señor
.
10
El Señor
frustra los planes de las naciones
y hace fracasar todas sus intrigas.
11
Pero los planes del Señor
se mantienen firmes para siempre;
sus propósitos nunca serán frustrados.
12
Qué alegría para la nación cuyo Dios es el Señor
,
cuyo pueblo él eligió como herencia.
13
El Señor
mira desde el cielo
y ve a toda la raza humana.
14
Desde su trono observa
a todos los que viven en la tierra.
15
Él hizo el corazón de ellos,
así que entiende todo lo que hacen.
16
El ejército mejor equipado no puede salvar a un rey,
ni una gran fuerza es suficiente para salvar a un guerrero.
17
No confíes en tu caballo de guerra para obtener la victoria;
por mucha fuerza que tenga, no te puede salvar.
18
Pero el Señor
vela por los que le temen,
por aquellos que confían en su amor inagotable.