7
La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del SEÑOR es seguro, que hace sabio al sencillo.
8
Los preceptos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos.
9
El temor del SEÑOR es limpio, que permanece para siempre; los juicios del SEÑOR son verdaderos, todos ellos justos;
10
deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal.
11
Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa.