8
Cuídame como cuidarías tus propios ojos;
escóndeme bajo la sombra de tus alas.
9
Protégeme de los perversos que me atacan,
del enemigo mortal que me rodea.
10
No tienen compasión;
¡escucha cómo se jactan!
11
Me rastrean y me rodean,
a la espera de cualquier oportunidad para tirarme al suelo.
12
Son como leones hambrientos, deseosos por despedazarme;
como leones jóvenes, escondidos en emboscada.
13
¡Levántate, oh Señor
!
¡Enfréntalos y haz que caigan de rodillas!
¡Con tu espada rescátame de los perversos!
14
Con el poder de tu mano, oh Señor
,
destruye a los que buscan su recompensa en este mundo;
pero sacia el hambre de los que son tu tesoro.
Que sus hijos tengan abundancia
y dejen herencia a sus descendientes.
15
Porque soy recto, te veré;
cuando despierte, te veré cara a cara y quedaré satisfecho.