3
«No iré a mi hogar
ni me permitiré descansar;
4
no dejaré que mis ojos duerman
ni cerraré los párpados adormecidos
5
hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el Señor
,
un santuario para el Poderoso de Israel».
6
Oímos que el arca estaba en Efrata;
luego la encontramos en los campos distantes de Jaar.
7
Vayamos al santuario del Señor
;
adoremos al pie de su trono.
8
Levántate, oh Señor
, y entra en tu lugar de descanso,
junto con el arca, símbolo de tu poder.
9
Que tus sacerdotes se vistan de santidad;
que tus leales servidores canten de alegría.
10
Por amor a tu siervo David,
no rechaces al rey que has ungido.
11
El Señor
le hizo un juramento a David
con una promesa que nunca retirará:
«Pondré a uno de tus descendientes
en tu trono.
12
Si tus descendientes obedecen las condiciones de mi pacto
y las leyes que les enseño,
entonces tu linaje real
continuará por siempre y para siempre».
13
Pues el Señor
ha escogido a Jerusalén;
ha querido que sea su hogar.