88
En tu amor inagotable, perdona mi vida;
entonces podré continuar obedeciendo tus leyes.
89
Lámed
Tu eterna palabra, oh Señor
,
se mantiene firme en el cielo.
90
Tu fidelidad se extiende a cada generación,
y perdura igual que la tierra que creaste.
91
Tus ordenanzas siguen siendo verdad hasta el día de hoy,
porque todo está al servicio de tus planes.
92
Si tus enseñanzas no me hubieran sostenido con alegría,
ya habría muerto en mi sufrimiento.
93
Jamás olvidaré tus mandamientos,
pues por medio de ellos me diste vida.
94
Soy tuyo, ¡rescátame!,
porque me he esforzado mucho en obedecer tus mandamientos.
95
Aunque los malvados se escondan por el camino para matarme,
con calma, mantendré mi mente puesta en tus leyes.
96
Aun la perfección tiene sus límites,
pero tus mandatos no tienen límite.
97
Mem
¡Oh, cuánto amo tus enseñanzas!
Pienso en ellas todo el día.
98
Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos,
pues me guían constantemente.
99
Así es, tengo mejor percepción que mis maestros,
porque siempre pienso en tus leyes.
100
Hasta soy más sabio que los ancianos,
porque he obedecido tus mandamientos.
101
Me negué a andar por cualquier mal camino,
a fin de permanecer obediente a tu palabra.
102
No me he apartado de tus ordenanzas,
porque me has enseñado bien.
103
¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!
Son más dulces que la miel.
104
Tus mandamientos me dan entendimiento;
¡con razón detesto cada camino falso de la vida!
105
Nun
Tu palabra es una lámpara que guía mis pies
y una luz para mi camino.
106
Lo prometí una vez y volveré a prometerlo:
obedeceré tus justas ordenanzas.
107
He sufrido mucho, oh Señor
;
restaura mi vida, como lo prometiste.
108
Señor
, acepta mi ofrenda de alabanza
y enséñame tus ordenanzas.
109
Mi vida pende de un hilo constantemente,
pero no dejaré de obedecer tus enseñanzas.
110
Los malvados me han tendido sus trampas,
pero no me apartaré de tus mandamientos.
111
Tus leyes son mi tesoro;
son el deleite de mi corazón.
112
Estoy decidido a obedecer tus decretos
hasta el final.
113
Sámec
Detesto a los que tienen divididas sus lealtades,
pero amo tus enseñanzas.
114
Tú eres mi refugio y mi escudo;
tu palabra es la fuente de mi esperanza.
115
Lárguense de mi vida, ustedes los de mente malvada,
porque tengo la intención de obedecer los mandatos de mi Dios.
116
¡S
, sostenme como prometiste para que viva!
No permitas que se aplaste mi esperanza.
117
Sostenme y seré rescatado;
entonces meditaré continuamente en tus decretos.
118
Pero has rechazado a todos los que se apartan de tus decretos,
quienes no hacen más que engañarse a sí mismos.