8
Obedeceré tus decretos;
¡por favor, no te des por vencido conmigo!
9
Bet
¿Cómo puede un joven mantenerse puro?
Obedeciendo tu palabra.
10
Me esforcé tanto por encontrarte,
no permitas que me aleje de tus mandatos.
11
He guardado tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti.
12
Te alabo, oh Señor
;
enséñame tus decretos.
13
Recité en voz alta
todas las ordenanzas que nos has dado.
14
Me alegré en tus leyes
tanto como en las riquezas.
15
Estudiaré tus mandamientos
y reflexionaré sobre tus caminos.
16
Me deleitaré en tus decretos
y no olvidaré tu palabra.
17
Guímel
Sé bueno con este siervo tuyo,
para que viva y obedezca tu palabra.
18
Abre mis ojos, para que vea
las verdades maravillosas que hay en tus enseñanzas.