72
Mejor es para mí la ley de tu boca que millares de piezas de oro y de plata. Yod.
73
Tus manos me hicieron y me formaron ; dame entendimiento para que aprenda tus mandamientos.
74
Que los que te temen, me vean y se alegren, porque espero en tu palabra.
75
Yo sé, SEÑOR, que tus juicios son justos, y que en tu fidelidad me has afligido.
76
Sea ahora tu misericordia para consuelo mío, conforme a tu promesa dada a tu siervo.
77
Venga a mí tu compasión, para que viva, porque tu ley es mi deleite.
78
Sean avergonzados los soberbios, porque me agravian con mentira; pero yo en tus preceptos meditaré.
79
Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios.
80
Sea íntegro mi corazón en tus estatutos, para que no sea yo avergonzado. Caf.
81
Mi alma desfallece por tu salvación; en tu palabra espero.
82
Mis ojos desfallecen esperando tu palabra, mientras digo: ¿Cuándo me consolarás?
83
Aunque he llegado a ser como odre al humo, no me olvido de tus estatutos.
84
¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra mis perseguidores?
85
Fosas me han cavado los soberbios, los que no están de acuerdo con tu ley.
86
Todos tus mandamientos son fieles; con mentira me han perseguido; ¡ayúdame!
87
Casi me destruyen en la tierra, mas yo no abandoné tus preceptos.
88
Vivifícame conforme a tu misericordia, para que guarde el testimonio de tu boca. Lámed.
89
Para siempre, oh SEÑOR, tu palabra está firme en los cielos.
90
Tu fidelidad permanece por todas las generaciones; tú estableciste la tierra, y ella permanece.
91
Por tus ordenanzas permanecen hasta hoy, pues todas las cosas te sirven.
92
Si tu ley no hubiera sido mi deleite, entonces habría perecido en mi aflicción.