66
Creo en tus mandatos;
ahora enséñame el buen juicio y dame conocimiento.
67
Yo solía desviarme, hasta que me disciplinaste;
pero ahora sigo de cerca tu palabra.
68
Tú eres bueno y haces únicamente el bien;
enséñame tus decretos.
69
Los arrogantes me difaman con mentiras,
pero la verdad es que obedezco tus mandamientos con todo el corazón.
70
El corazón de ellos es torpe y necio,
yo, en cambio, me deleito en tus enseñanzas.
71
El sufrimiento me hizo bien,
porque me enseñó a prestar atención a tus decretos.
72
Tus enseñanzas son más valiosas para mí
que millones en oro y plata.
73
Yod
Tú me hiciste; me creaste.
Ahora dame la sensatez de seguir tus mandatos.
74
Que todos los que te temen encuentren en mí un motivo de alegría,
porque he puesto mi esperanza en tu palabra.
75
Señor
, sé que tus ordenanzas son justas;
me disciplinaste porque lo necesitaba.
76
Ahora deja que tu amor inagotable me consuele,
tal como le prometiste a este siervo tuyo.