4
Nos has ordenado
que cumplamos cuidadosamente tus mandamientos.
5
¡Oh, cuánto deseo que mis acciones
sean un vivo reflejo de tus decretos!
6
Entonces no tendré vergüenza
cuando compare mi vida con tus mandatos.
7
A medida que aprendo tus justas ordenanzas,
te daré las gracias viviendo como debo hacerlo.
8
Obedeceré tus decretos;
¡por favor, no te des por vencido conmigo!
9
Bet
¿Cómo puede un joven mantenerse puro?
Obedeciendo tu palabra.
10
Me esforcé tanto por encontrarte,
no permitas que me aleje de tus mandatos.
11
He guardado tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti.
12
Te alabo, oh Señor
;
enséñame tus decretos.
13
Recité en voz alta
todas las ordenanzas que nos has dado.
14
Me alegré en tus leyes
tanto como en las riquezas.