2
¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan!
3
No cometen iniquidad, sino que andan en sus caminos.
4
Tú has ordenado tus preceptos, para que los guardemos con diligencia.
5
¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos!
6
Entonces no seré avergonzado, al considerar todos tus mandamientos.
7
Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios.
8
Tus estatutos guardaré; no me dejes en completo desamparo. Bet.
9
¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra.
10
Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
11
En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti.
12
Bendito tú, oh SEÑOR; enséñame tus estatutos.