8
Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en el hombre.
9
Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en príncipes.
10
Todas las naciones me rodearon; en el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí.
11
Me rodearon, sí, me rodearon; en el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí.
12
Me rodearon como abejas; fueron extinguidas como fuego de espinos; en el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí.
13
Me empujaste con violencia para que cayera, pero el SEÑOR me ayudó.
14
El SEÑOR es mi fortaleza y mi canción, y ha sido para mí salvación.
15
Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; la diestra del SEÑOR hace proezas.
16
La diestra del SEÑOR es exaltada; la diestra del SEÑOR hace proezas.
17
No moriré, sino que viviré, y contaré las obras del SEÑOR.
18
El SEÑOR me ha reprendido severamente, pero no me ha entregado a la muerte.
19
Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas y daré gracias al SEÑOR.
20
Esta es la puerta del SEÑOR; los justos entrarán por ella.
21
Te daré gracias porque me has respondido, y has sido mi salvación.
22
La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la piedra principal del ángulo.
23
Obra del SEÑOR es esto; admirable a nuestros ojos.
24
Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él.
25
Te rogamos, oh SEÑOR: sálvanos ahora; te rogamos, oh SEÑOR: prospéranos ahora.
26
Bendito el que viene en el nombre del SEÑOR; desde la casa del SEÑOR os bendecimos.
27
El SEÑOR es Dios y nos ha dado luz; atad el sacrificio de la fiesta con cuerdas a los cuernos del altar.
28
Tú eres mi Dios, y gracias te doy; tú eres mi Dios, yo te exalto.