26
Subieron a los cielos, descendieron a las profundidades, sus almas se consumían por el mal.
27
Temblaban y se tambaleaban como ebrios, y toda su pericia desapareció .
28
Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR y El los sacó de sus aflicciones.
29
Cambió la tempestad en calma y las olas del mar callaron.
30
Entonces se alegraron porque las olas se habían aquietado, y El los guió al puerto anhelado.
31
Den gracias al SEÑOR por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
32
Exáltenle también en la congregación del pueblo, y alábenle en la reunión de los ancianos.
33
El convierte los ríos en desierto y los manantiales en secadales;
34
la tierra fértil en salinas, por la maldad de los que moran en ella.
35
Transforma el desierto en estanque de aguas, y la tierra seca en manantiales;
36
en ella hace morar a los hambrientos, para que establezcan una ciudad donde vivir,