8
Aun así, él los salvó:
para defender el honor de su nombre
y para demostrar su gran poder.
9
Ordenó al mar Rojo
que se secara
y condujo a Israel a través del mar como si fuera un desierto.
10
Así los rescató de sus enemigos
y los libertó de sus adversarios.
11
Después el agua volvió y cubrió a sus enemigos;
ninguno de ellos sobrevivió.
12
Entonces el pueblo creyó las promesas del Señor
y le cantó alabanzas.
13
Sin embargo, ¡qué pronto olvidaron lo que él había hecho!
¡No quisieron esperar su consejo!
14
En el desierto dieron rienda suelta a sus deseos,
pusieron a prueba la paciencia de Dios en esa tierra árida y baldía.
15
Entonces les dio lo que pedían,
pero al mismo tiempo les envió una plaga.
16
La gente del campamento se puso celosa de Moisés
y tuvo envidia de Aarón, el santo sacerdote del Señor
.
17
Por esa causa la tierra se abrió,
se tragó a Datán
y enterró a Abiram junto con los otros rebeldes.
18
Sobre sus seguidores cayó fuego;
una llama consumió a los perversos.