34
Israel no destruyó a las naciones que había en la tierra,
como el Señor
le había ordenado.
35
En cambio, los israelitas se mezclaron con los paganos
y adoptaron sus malas costumbres.
36
Rindieron culto a sus ídolos,
y eso resultó en su ruina.
37
Hasta sacrificaron a sus propios hijos
e hijas a los demonios.
38
Derramaron sangre inocente,
la sangre de sus hijos e hijas.
Al sacrificarlos a los ídolos de Canaán,
contaminaron la tierra con asesinatos.
39
Se contaminaron a sí mismos con sus malas acciones,
y su amor a los ídolos fue adulterio a los ojos del Señor
.
40
Por eso, el enojo del Señor
se encendió contra su pueblo,
y él aborreció a su posesión más preciada.
41
Los entregó a las naciones paganas
y quedaron bajo el gobierno de quienes los odiaban.
42
Sus enemigos los aplastaron
y los sometieron a su cruel poder.
43
Él los rescató una y otra vez,
pero ellos decidieron rebelarse en su contra,
y finalmente su pecado los destruyó.
44
Aun así, él sintió compasión por la angustia de ellos
y escuchó sus clamores.