18
Sobre sus seguidores cayó fuego;
una llama consumió a los perversos.
19
Los israelitas hicieron un becerro en el monte Sinaí;
se inclinaron ante una imagen hecha de oro.
20
Cambiaron a su glorioso Dios
por la estatua de un toro que come hierba.
21
Se olvidaron de Dios, su salvador,
quien había realizado tantas grandezas en Egipto:
22
obras tan maravillosas en la tierra de Cam,
hechos tan asombrosos en el mar Rojo.
23
Por lo tanto, él declaró que los destruiría.
Pero Moisés, su escogido, intervino entre el Señor
y los israelitas;
le suplicó que apartara su ira y que no los destruyera.
24
El pueblo se negó a entrar en la agradable tierra,
porque no creían la promesa de que Dios los iba a cuidar.
25
En cambio, rezongaron en sus carpas
y se negaron a obedecer al Señor
.
26
Por lo tanto, él juró solemnemente
que los mataría en el desierto,
27
que dispersaría a sus descendientes entre las naciones,
y los enviaría a tierras distantes.
28
Después nuestros antepasados se unieron para rendir culto a Baal en Peor;
¡hasta comieron sacrificios ofrecidos a los muertos!