31
Cuando el Señor
habló, enjambres de moscas descendieron sobre los egipcios,
y hubo una nube de mosquitos por todo Egipto.
32
Les envió granizo en lugar de lluvia,
y destellaron relámpagos sobre la tierra.
33
Arruinó sus vides y sus higueras
y destrozó todos los árboles.
34
Habló, y vinieron oleadas de langostas,
langostas jóvenes en cantidades innumerables.
35
Se comieron todo lo verde que había en la tierra
y destruyeron todos los cultivos de los campos.
36
Después mató al hijo mayor de cada hogar egipcio,
el orgullo y la alegría de cada familia.
37
El Señor
sacó a su pueblo de Egipto, cargado de oro y de plata;
y ni una sola persona de las tribus de Israel siquiera tropezó.
38
Egipto se alegró cuando se fueron,
porque les tenía mucho miedo.
39
El Señor
desplegó una nube sobre ellos para que los cubriera
y les dio un gran fuego para que iluminara la oscuridad.
40
Ellos le pidieron carne, y él les envió codornices;
les sació el hambre con maná, pan del cielo.
41
Partió una roca, y brotó agua a chorros
que formó un río a través de la tierra árida y baldía.
42
Pues recordó la promesa sagrada
que le había hecho a su siervo Abraham.
43
Así que sacó a su pueblo de Egipto con alegría,
a sus escogidos, con gozo.
44
Les dio las tierras de las naciones paganas,
y cosecharon cultivos que otros habían sembrado.
45
Todo eso sucedió para que siguieran los decretos del Señor
y obedecieran sus enseñanzas.
¡Alabado sea el Señor
!