22
para que encarcelara a sus príncipes a voluntad suya, y a sus ancianos enseñara sabiduría.
23
También Israel entró en Egipto, así peregrinó Jacob en la tierra de Cam.
24
E hizo que su pueblo se multiplicara mucho, y los hizo más fuertes que sus adversarios.
25
Tornó el corazón de ellos para que odiaran a su pueblo, para que obraran astutamente contra sus siervos.
26
Envió a Moisés su siervo, y a Aarón a quien había escogido.
27
Estos hicieron las maravillas de Dios entre ellos, y prodigios en la tierra de Cam.
28
Mandó tinieblas e hizo que se oscureciera, y ellos no se rebelaron contra sus palabras.
29
Convirtió sus aguas en sangre, e hizo morir sus peces.
30
Pululó su tierra de ranas hasta en las alcobas de sus reyes.
31
El habló, y vinieron enjambres de moscas y mosquitos por todo su territorio.
32
Les dio granizo por lluvia, y llamas de fuego en su tierra.
33
Devastó también sus vides y sus higueras, y destrozó los árboles de sus territorios.
34
El habló, y vinieron langostas, y orugas sin número;
35
que devoraron toda la vegetación de su país, y se comieron el fruto de su suelo.
36
También hirió de muerte a todo primogénito de su tierra; las primicias de todo su vigor.
37
Pero a ellos los sacó con plata y oro, y entre sus tribus no hubo quien tropezara.
38
Egipto se alegró cuando se fueron, porque su terror había caído sobre ellos.
39
Extendió una nube para cubrirlos , y fuego para iluminarlos de noche.
40
Pidieron, y les mandó codornices, y los sació de pan del cielo.
41
Abrió la roca, y brotaron las aguas; corrieron como un río en tierra seca.
42
Porque se acordó de su santa palabra dada a Abraham su siervo,
43
y sacó a su pueblo con alegría, y a sus escogidos con gritos de júbilo.
44
También les dio las tierras de las naciones, y poseyeron el fruto del trabajo de los pueblos,
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a fin de que guardaran sus estatutos, y observaran sus leyes. ¡Aleluya!