8
Mis enemigos se burlan de mí día tras día;
se mofan de mí y me maldicen.
9
Me alimento de cenizas;
las lágrimas corren por mis mejillas y se mezclan con mi bebida,
10
a causa de tu enojo y de tu ira,
pues me levantaste y me echaste.
11
Mi vida pasa tan rápido como las sombras de la tarde;
voy marchitándome como hierba.
12
Pero tú, oh Señor
, te sentarás en tu trono para siempre;
tu fama durará por todas las generaciones.
13
Te levantarás y tendrás misericordia de Jerusalén;
ya es tiempo de tener compasión de ella,
ahora es el momento en que prometiste ayudar.
14
Pues tu pueblo ama cada piedra de sus murallas
y atesora hasta el polvo de sus calles.
15
Entonces las naciones temblarán ante el Señor
;
los reyes de la tierra temblarán ante su gloria.
16
Pues el Señor
reconstruirá Jerusalén;
él aparecerá en su gloria.
17
Escuchará las oraciones de los desposeídos;
no rechazará sus ruegos.
18
Que esto quede registrado para las generaciones futuras,
para que un pueblo aún no nacido alabe al Señor
.