5
cuyos son los padres, y de los cuales es el Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
6
No que la Palabra de Dios haya faltado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas;
7
ni por ser simiente de Abraham son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada simiente.
8
Quiere decir: No los que son hijos de la carne, son los hijos de Dios; sino los que son hijos de la promesa, éstos son contados en la generación.
9
Porque la palabra de la promesa es ésta: Como en este tiempo vendré, y tendrá Sara un hijo.
10
Y no sólo esto ; mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro padre
11
(porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese),
12
le fue dicho que el mayor serviría al menor.
13
Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
14
¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
15
Mas a Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadezca.
16
Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
17
Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi Nombre sea anunciado por toda la tierra.
18
De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece.
19
Me dirás pues: ¿Por qué, pues, se enoja? porque ¿quién resistirá a su voluntad?
20
Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? O dirá el vaso de barro al que lo labró: ¿Por qué me has hecho tal?
21
¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza?
22
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira, preparados para muerte;
23
y haciendo notorias las riquezas de su gloria para con los vasos de misericordia que él ha preparado para gloria?
24
Los cuales también llamó, (a nosotros), ¡y no sólo de los judíos, sino también de los gentiles!
25
Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; y a la no amada, amada.