23
Lo hace para que las riquezas de su gloria brillen con mucha más intensidad sobre aquellos a quienes les tiene misericordia, los que preparó de antemano para gloria.
24
Y nosotros estamos entre los que él eligió, ya sea del grupo de los judíos o de los gentiles.
25
Con respecto a los gentiles, Dios dice en la profecía de Oseas:
«A los que no eran mi pueblo,
ahora los llamaré mi pueblo.
Y amaré a los que
antes no amaba»
.
26
Y también dice:
«En el lugar donde se les dijo:
“Ustedes no son mi pueblo”,
allí serán llamados
“hijos del Dios viviente”»
.
27
Con respecto a Israel, el profeta Isaías clamó:
«Aunque los hijos de Israel son tan numerosos como la arena de la playa,
solo un remanente se salvará.
28
Pues el Señor
ejecutará su sentencia sobre la tierra
sin demora y de manera terminante»
.
29
Y lo mismo dijo Isaías en otro lugar:
«Si el Señor
de los Ejércitos Celestiales
no hubiera perdonado la vida a unos cuantos de nuestros hijos,
habríamos sido exterminados como Sodoma
y destruidos como Gomorra»
.
30
Incredulidad de Israel
¿Qué significa todo esto? Aunque los gentiles no trataban de seguir las normas de Dios, fueron declarados justos a los ojos de Dios; y eso sucedió por medio de la fe.
31
Pero los hijos de Israel, que se esforzaron tanto en cumplir la ley para llegar a ser justos ante Dios, nunca lo lograron.
32
¿Por qué no? Porque trataban de hacerse justos ante Dios por cumplir la ley
en lugar de confiar en él. Tropezaron con la gran piedra en su camino.
33
Dios se lo advirtió en las Escrituras cuando dijo:
«Pongo en Jerusalén
una piedra que hace tropezar a muchos,
una roca que los hace caer.
Pero todo el que confíe en él
jamás será avergonzado»
.