13
Pues el simple acto de escuchar la ley no nos hace justos ante Dios. Es obedecer la ley lo que nos hace justos ante sus ojos.
14
Aun los gentiles, quienes no cuentan con la ley escrita de Dios, muestran que conocen esa ley cuando, por instinto, la obedecen aunque nunca la hayan oído.
15
Ellos demuestran que tienen la ley de Dios escrita en el corazón, porque su propia conciencia y sus propios pensamientos o los acusan o bien les indican que están haciendo lo correcto.
16
Y el mensaje que proclamo es que se acerca el día en que Dios juzgará, por medio de Cristo Jesús, la vida secreta de cada uno.
17
Los judíos y la ley
Tú, que te llamas judío, confías en la ley de Dios y te jactas de tu relación especial con él.
18
Tú sabes lo que a él le agrada, sabes bien qué es lo correcto, porque se te ha enseñado su ley.
19
Estás convencido de que eres guía para los ciegos y luz para los que andan perdidos en la oscuridad.
20
Piensas que puedes instruir al ignorante y enseñar a los niños los caminos de Dios. Pues estás seguro de que la ley de Dios te da pleno conocimiento y toda la verdad.
21
Ahora bien, si tú enseñas a otros, ¿por qué no te enseñas a ti mismo? Predicas a otros que no se debe robar, ¿pero tú robas?
22
Dices que está mal cometer adulterio, ¿pero tú cometes adulterio? Condenas la idolatría, ¿pero tú usas objetos robados de los templos paganos?
23
Te sientes muy orgulloso de conocer la ley pero deshonras a Dios al quebrantarla.