7
Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisión, que se destacan entre los apóstoles y quienes también vinieron a Cristo antes que yo.
8
Saludad a Amplias, mi querido hermano en el Señor.
9
Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y a mi querido hermano Estaquis.
10
Saludad a Apeles, el aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo.
11
Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, que son del Señor.
12
Saludad a Trifena y a Trifosa, obreras del Señor. Saludad a la querida hermana Pérsida, que ha trabajado mucho en el Señor.
13
Saludad a Rufo, escogido en el Señor, también a su madre y mía.
14
Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos con ellos.
15
Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.
16
Saludaos los unos a los otros con un beso santo. Todas las iglesias de Cristo os saludan.
17
Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos.
18
Porque los tales son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos.
19
Porque la noticia de vuestra obediencia se ha extendido a todos; por tanto, me regocijo por vosotros, pero quiero que seáis sabios para lo bueno e inocentes para lo malo.
20
Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
21
Timoteo, mi colaborador, os saluda, y también Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes.
22
Yo, Tercio, que escribo esta carta, os saludo en el Señor.
23
Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia, os saluda. Erasto, el tesorero de la ciudad, os saluda, y el hermano Cuarto.
24
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
25
Y a aquel que es poderoso para afirmaros conforme a mi evangelio y a la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que ha sido mantenido en secreto durante siglos sin fin,
26
pero que ahora ha sido manifestado, y por las Escrituras de los profetas, conforme al mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las naciones para guiarlas a la obediencia de la fe,
27
al único y sabio Dios, por medio de Jesucristo, sea la gloria para siempre. Amén.