1
Hijo mío, si has salido fiador por tu prójimo, si has dado promesa a un extraño,
2
si te has enredado con las palabras de tu boca, si con las palabras de tu boca has sido atrapado,
3
haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo: ve, humíllate e importuna a tu prójimo;
4
no des sueño a tus ojos ni adormecimiento a tus párpados;
5
líbrate como la gacela de la mano del cazador, y como ave de la mano del que caza.
6
Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio.
7
La cual sin tener jefe, ni oficial ni señor,
8
prepara en el verano su alimento, y recoge en la cosecha su sustento.
9
¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
10
Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar,
11
y vendrá como vagabundo tu pobreza, y tu necesidad como un hombre armado.
12
La persona indigna, el hombre inicuo, es el que anda con boca perversa,