2
Oh hijo mío, oh hijo de mi vientre,
oh hijo de mis votos,
3
no desperdicies tu vigor con mujeres,
esas que arruinan a los reyes.
4
No es para los reyes, oh Lemuel, beber mucho vino.
Los gobernantes no deberían ansiar bebidas alcohólicas.
5
Pues si beben, podrían olvidarse de la ley
y no harían justicia a los oprimidos.
6
Las bebidas alcohólicas son para los que se están muriendo,
y el vino para los que sufren angustias amargas.
7
Que beban para olvidar su pobreza
y nunca más se acuerden de sus problemas.
8
Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos;
garantiza justicia para todos los abatidos.
9
Sí, habla a favor de los pobres e indefensos,
y asegúrate de que se les haga justicia.
10
La esposa de carácter noble
¿Quién podrá encontrar una esposa virtuosa y capaz?
Es más preciosa que los rubíes.
11
Su marido puede confiar en ella,
y ella le enriquecerá en gran manera la vida.
12
Esa mujer le hace bien y no mal,
todos los días de su vida.
13
Ella encuentra lana y lino
y laboriosamente los hila con sus manos.
14
Es como un barco mercante
que trae su alimento de lejos.
15
Se levanta de madrugada y prepara el desayuno para su familia
y planifica las labores de sus criadas.
16
Va a inspeccionar un campo y lo compra;
con sus ganancias planta un viñedo.
17
Ella es fuerte y llena de energía
y es muy trabajadora.
18
Se asegura de que sus negocios tengan ganancias;
su lámpara está encendida hasta altas horas de la noche.
19
Tiene sus manos ocupadas en el hilado,
con sus dedos tuerce el hilo.
20
Tiende la mano al pobre
y abre sus brazos al necesitado.
21
Cuando llega el invierno, no teme por su familia,
porque todos tienen ropas abrigadas.
22
Ella hace sus propias colchas.
Se viste con túnicas de lino de alta calidad y vestiduras de color púrpura.