9
Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor
?».
Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.
10
Nunca difames al empleado ante su patrón,
porque te maldecirá, y sufrirás las consecuencias.
11
Algunas personas maldicen a su padre
y no son agradecidas con su madre.
12
Se consideran puras en su propia opinión,
pero están sucias y no se han lavado.
13
Contemplan a su alrededor con soberbia
y miran a otros con desdén.
14
Tienen los dientes como espadas
y los colmillos como cuchillos.
Devoran al pobre de la tierra
y a los necesitados de entre la humanidad.
15
La sanguijuela tiene dos bocas que chupan,
y gritan: «¡Más, más!».
Hay tres cosas que nunca se sacian;
no, son cuatro las que nunca dicen «¡basta!»:
16
la tumba,
la matriz estéril,
el desierto árido,
y el fuego abrasador.
17
El ojo que se burla de su padre
y desprecia las instrucciones de su madre
será arrancado por los cuervos del valle
y devorado por los buitres.
18
Hay tres cosas que me asombran;
no, son cuatro las que no comprendo:
19
cómo planea el águila por el cielo,
cómo se desliza la serpiente sobre la roca,
cómo navega el barco en el océano,
y cómo ama el hombre a la mujer.
20
La mujer adúltera devora al hombre,
luego se limpia la boca y dice: «¿Qué hice de malo?».
21
Hay tres cosas que hacen temblar la tierra;
no, son cuatro las que no puede soportar:
22
al esclavo que llega a ser rey,
al necio autoritario que prospera,
23
a la mujer amargada que finalmente encuentra marido,
y a la criada que toma el lugar de su señora.
24
Hay cuatro cosas sobre la tierra que son pequeñas pero extraordinariamente sabias:
25
las hormigas no son fuertes
pero almacenan su alimento todo el verano.
26
Los damanes
no son poderosos
pero construyen su hogar entre las rocas.
27
Las langostas no tienen rey
pero marchan en fila.
28
Las lagartijas son fáciles de atrapar
pero se encuentran hasta en los palacios reales.
29
Hay tres cosas que caminan con paso firme y majestuoso;
no, son cuatro las que se dan aires al andar: