5
Toda palabra de Dios demuestra ser verdadera.
Él es un escudo para todos los que buscan su protección.
6
No agregues nada a sus palabras,
o podría reprenderte y ponerte al descubierto como un mentiroso.
7
Oh Dios, te ruego dos favores;
concédemelos antes de que muera.
8
Primero, ayúdame a no mentir jamás.
Segundo, ¡no me des pobreza ni riqueza!
Dame solo lo suficiente para satisfacer mis necesidades.
9
Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor
?».
Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.
10
Nunca difames al empleado ante su patrón,
porque te maldecirá, y sufrirás las consecuencias.
11
Algunas personas maldicen a su padre
y no son agradecidas con su madre.
12
Se consideran puras en su propia opinión,
pero están sucias y no se han lavado.
13
Contemplan a su alrededor con soberbia
y miran a otros con desdén.
14
Tienen los dientes como espadas
y los colmillos como cuchillos.
Devoran al pobre de la tierra
y a los necesitados de entre la humanidad.
15
La sanguijuela tiene dos bocas que chupan,
y gritan: «¡Más, más!».
Hay tres cosas que nunca se sacian;
no, son cuatro las que nunca dicen «¡basta!»: