2
Soy demasiado torpe para ser humano
y me falta el sentido común.
3
No he dominado la sabiduría humana,
ni conozco al Santo.
4
¿Quién sino Dios sube a los cielos y desciende de ellos?
¿Quién retiene el viento en sus puños?
¿Quién envuelve los océanos en su manto?
¿Quién ha creado el mundo entero?
¿Cuál es su nombre? ¿Y el nombre de su hijo?
¡Dime, si los sabes!
5
Toda palabra de Dios demuestra ser verdadera.
Él es un escudo para todos los que buscan su protección.
6
No agregues nada a sus palabras,
o podría reprenderte y ponerte al descubierto como un mentiroso.
7
Oh Dios, te ruego dos favores;
concédemelos antes de que muera.
8
Primero, ayúdame a no mentir jamás.
Segundo, ¡no me des pobreza ni riqueza!
Dame solo lo suficiente para satisfacer mis necesidades.
9
Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor
?».
Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.
10
Nunca difames al empleado ante su patrón,
porque te maldecirá, y sufrirás las consecuencias.
11
Algunas personas maldicen a su padre
y no son agradecidas con su madre.
12
Se consideran puras en su propia opinión,
pero están sucias y no se han lavado.