11
Así como el perro vuelve a su vómito,
el necio repite su necedad.
12
Hay más esperanza para los necios
que para los que se creen sabios.
13
El perezoso afirma: «¡Hay un león en el camino!
¡Sí, estoy seguro de que allí afuera hay un león!».
14
Así como la puerta gira sobre sus bisagras,
el perezoso da vueltas en la cama.
15
Los perezosos toman la comida con la mano
pero ni siquiera se la llevan a la boca.
16
Los perezosos se creen más listos
que siete consejeros sabios.
17
Entrometerse en los pleitos ajenos
es tan necio como jalarle las orejas a un perro.
18
Tanto daña
un loco que dispara un arma mortal
19
como el que miente a un amigo
y luego le dice: «Solo estaba bromeando».
20
El fuego se apaga cuando falta madera,
y las peleas se acaban cuando termina el chisme.
21
El buscapleitos inicia disputas con tanta facilidad
como las brasas calientes encienden el carbón o el fuego prende la madera.
22
Los rumores son deliciosos bocaditos
que penetran en lo profundo del corazón.
23
Las palabras suaves
pueden ocultar un corazón perverso,
así como un barniz atractivo cubre una olla de barro.
24
La gente podrá encubrir su odio con palabras agradables,
pero te están engañando.
25
Fingen ser amables, pero no les creas;
tienen el corazón lleno de muchas maldades.
26
Aunque su odio esté encubierto por engaños,
sus fechorías serán expuestas en público.
27
Si tiendes una trampa para otros,
tú mismo caerás en ella.
Si echas a rodar una roca sobre otros,
no los aplastará a ellos sino a ti.
28
La lengua mentirosa odia a sus víctimas,
y las palabras aduladoras llevan a la ruina.