5
El Señor
detesta a los orgullosos.
Ciertamente recibirán su castigo.
6
Con amor inagotable y fidelidad se perdona el pecado.
Con el temor del Señor
el mal se evita.
7
Cuando la vida de alguien agrada al Señor
,
hasta sus enemigos están en paz con él.
8
Es mejor tener poco con justicia,
que ser rico y deshonesto.
9
Podemos hacer nuestros planes,
pero el Señor
determina nuestros pasos.
10
El rey habla con sabiduría divina;
nunca debe juzgar injustamente.
11
El Señor
exige el uso de pesas y balanzas exactas,
él es quien fija los parámetros de la justicia.
12
El rey detesta las fechorías,
porque su gobierno se basa en la justicia.
13
El rey se complace en las palabras de labios justos;
ama a quienes hablan con la verdad.
14
El enojo del rey es amenaza de muerte;
el sabio tratará de aplacarlo.
15
Cuando el rey sonríe, hay vida;
su favor refresca como lluvia de primavera.
16
¡Cuánto mejor es adquirir sabiduría que oro,
y el buen juicio que la plata!
17
El camino de los íntegros lleva lejos del mal;
quien lo siga estará a salvo.
18
El orgullo va delante de la destrucción,
y la arrogancia antes de la caída.
19
Es mejor vivir humildemente con los pobres,
que compartir el botín con los orgullosos.
20
Los que están atentos a la instrucción prosperarán;
los que confían en el Señor
se llenarán de gozo.
21
Los sabios son conocidos por su entendimiento,
y las palabras agradables son persuasivas.
22
La discreción es fuente que da vida para quienes la poseen,
pero la disciplina se desperdicia en los necios.
23
De una mente sabia provienen palabras sabias;
las palabras de los sabios son persuasivas.
24
Las palabras amables son como la miel:
dulces al alma y saludables para el cuerpo.
25
Delante de cada persona hay un camino que parece correcto,
pero termina en muerte.