1
Para aprender, hay que amar la disciplina;
es tonto despreciar la corrección.
2
El Señor
aprueba a los que son buenos,
pero condena a quienes traman el mal.
3
La perversidad nunca produce estabilidad,
pero los justos tienen raíces profundas.
4
Una esposa digna es una corona para su marido,
pero la desvergonzada es como cáncer a sus huesos.
5
Los planes de los rectos son justos,
pero el consejo de los perversos es traicionero.
6
Las palabras de los perversos son como una emboscada mortal,
pero las palabras de los justos salvan vidas.
7
Los perversos mueren y no dejan rastro,
mientras que la familia de los justos permanece firme.
8
La persona sensata gana admiración,
pero la persona con la mente retorcida recibe desprecio.
9
Más vale ser una persona común con sirvientes,
que darse aires de grandeza y no tener para comer.