3
El Señor
no dejará que el justo pase hambre,
pero se niega a satisfacer los antojos del perverso.
4
Los perezosos pronto se empobrecen;
los que se esfuerzan en su trabajo se hacen ricos.
5
El joven sabio cosecha en el verano,
pero el que se duerme durante la siega es una vergüenza.
6
Los justos se llenan de bendiciones;
las palabras de los perversos encubren intenciones violentas.
7
Tenemos buenos recuerdos de los justos,
pero el nombre del perverso se pudre.
8
El sabio con gusto recibe instrucción,
pero el necio que habla hasta por los codos caerá de narices.
9
Las personas con integridad caminan seguras,
pero las que toman caminos torcidos tropezarán y caerán.
10
Quien guiña el ojo aprobando la maldad, causa problemas,
pero una reprensión firme promueve la paz.
11
Las palabras de los justos son como una fuente que da vida;
las palabras de los perversos encubren intenciones violentas.
12
El odio provoca peleas,
pero el amor cubre todas las ofensas.
13
Las palabras sabias provienen de los labios de la gente con entendimiento,
pero a los que les falta sentido común, serán castigados con vara.
14
Las personas sabias atesoran el conocimiento,
pero el hablar por hablar del necio invita al desastre.
15
La riqueza del rico es su fortaleza,
la pobreza del pobre es su ruina.
16
Las ganancias de los justos realzan sus vidas,
pero la gente malvada derrocha su dinero en el pecado.
17
Los que aceptan la disciplina van por el camino que lleva a la vida,
pero los que no hacen caso a la corrección se descarriarán.
18
Encubrir el odio te hace un mentiroso;
difamar a otros te hace un necio.
19
Hablar demasiado conduce al pecado.
Sé prudente y mantén la boca cerrada.
20
Las palabras del justo son como la plata refinada;
el corazón del necio no vale nada.
21
Las palabras del justo animan a muchos,
pero a los necios los destruye su falta de sentido común.
22
La bendición del Señor
enriquece a una persona
y él no añade ninguna tristeza.
23
Al necio le divierte hacer el mal,
pero al sensato le da placer vivir sabiamente.