10
Hijo mío, si los pecadores quieren engatusarte,
¡dales la espalda!
11
Quizás te digan: «Ven con nosotros.
¡Escondámonos y matemos a alguien!
¡Vamos a emboscar a los inocentes, solo para divertirnos!
12
Vamos a tragarlos vivos, como lo hace la tumba;
vamos a tragarlos enteros, como a quienes descienden a la fosa de la muerte.
13
¡Piensa en todas las grandes cosas que conseguiremos!
Llenaremos nuestras casas con todo lo robado.
14
Ven, únete a nosotros;
entre todos compartiremos el botín».
15
¡Hijo mío, no vayas con ellos!
Mantente alejado de sus caminos.
16
Ellos corren a cometer malas acciones;
van de prisa a matar.
17
Si un pájaro ve que le tienden una trampa,
sabe que tiene que alejarse.
18
En cambio, esa gente se tiende una emboscada a sí misma,
pareciera que busca su propia muerte.
19
Así terminan todos los que codician el dinero;
esa codicia les roba la vida.
20
La Sabiduría hace oír su voz en las calles
La Sabiduría hace oír su voz en las calles;
clama en la plaza pública.