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Así que Oseas se casó con Gomer, hija de Diblaim. Ella quedó embarazada y le dio un hijo.
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Entonces el Señor
dijo: «Ponle al niño por nombre Jezreel, porque estoy a punto de castigar a la dinastía del rey Jehú para vengar los asesinatos que cometió en Jezreel. De hecho, pondré fin a la independencia de Israel
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y acabaré con su poderío militar en el valle de Jezreel».
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Al poco tiempo, Gomer quedó embarazada otra vez y dio a luz una niña. Entonces el Señor
le dijo a Oseas: «Ponle por nombre a tu hija Lo-ruhamá —“no amada”— porque ya no le demostraré amor al pueblo de Israel ni lo perdonaré;
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pero sí le demostraré amor al pueblo de Judá. Lo libraré de sus enemigos, no con armas y ejércitos ni con caballos y jinetes, sino con mi poder como el Señor
su Dios».
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Después que Gomer destetó a Lo-ruhamá, quedó nuevamente embarazada y dio a luz un segundo hijo.
9
Entonces el Señor
dijo: «Ponle por nombre Lo-ammí —“no es mi pueblo”— porque Israel no es mi pueblo y yo no soy su Dios.
10
»Sin embargo, llegará el día cuando el pueblo de Israel será como la arena a la orilla del mar, ¡imposible de contar! Así que en el lugar donde se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, se dirá: “Ustedes son hijos del Dios viviente”.
11
Entonces los pueblos de Judá e Israel se unirán, elegirán un solo líder y regresarán juntos del destierro. Qué gran día será —el día de Jezreel
— cuando Dios plantará de nuevo a su pueblo en su tierra.