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La esposa y los hijos de Oseas
Cuando el Señor
le habló por primera vez a Israel por medio de Oseas, le dijo al profeta: «Ve y cásate con una prostituta,
de modo que algunos de los hijos de ella sean concebidos en prostitución. Esto ilustrará cómo Israel se ha comportado como una prostituta, al volverse en contra del Señor
y al rendir culto a otros dioses».
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Así que Oseas se casó con Gomer, hija de Diblaim. Ella quedó embarazada y le dio un hijo.
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Entonces el Señor
dijo: «Ponle al niño por nombre Jezreel, porque estoy a punto de castigar a la dinastía del rey Jehú para vengar los asesinatos que cometió en Jezreel. De hecho, pondré fin a la independencia de Israel
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y acabaré con su poderío militar en el valle de Jezreel».
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Al poco tiempo, Gomer quedó embarazada otra vez y dio a luz una niña. Entonces el Señor
le dijo a Oseas: «Ponle por nombre a tu hija Lo-ruhamá —“no amada”— porque ya no le demostraré amor al pueblo de Israel ni lo perdonaré;
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pero sí le demostraré amor al pueblo de Judá. Lo libraré de sus enemigos, no con armas y ejércitos ni con caballos y jinetes, sino con mi poder como el Señor
su Dios».
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Después que Gomer destetó a Lo-ruhamá, quedó nuevamente embarazada y dio a luz un segundo hijo.
9
Entonces el Señor
dijo: «Ponle por nombre Lo-ammí —“no es mi pueblo”— porque Israel no es mi pueblo y yo no soy su Dios.
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»Sin embargo, llegará el día cuando el pueblo de Israel será como la arena a la orilla del mar, ¡imposible de contar! Así que en el lugar donde se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, se dirá: “Ustedes son hijos del Dios viviente”.
11
Entonces los pueblos de Judá e Israel se unirán, elegirán un solo líder y regresarán juntos del destierro. Qué gran día será —el día de Jezreel
— cuando Dios plantará de nuevo a su pueblo en su tierra.