20
Así que, si alguien por odio empuja a otro o le lanza un objeto peligroso y este muere, comete homicidio.
21
O si alguien por odio golpea a otro con su puño y muere, comete homicidio. En tales casos, el vengador tiene que quitarle la vida al asesino cuando se encuentren.
22
»Ahora bien, supongamos que alguien empuja a otro sin enemistad previa, o lanza algo que, sin intención, golpea a otro,
23
o por accidente deja caer una piedra grande sobre alguien y, aunque no eran enemigos, la persona muere.
24
Si esto llegara a suceder, la comunidad debe seguir las siguientes normas al juzgar entre el responsable de la muerte y el vengador, el pariente más cercano de la víctima.
25
La comunidad debe proteger al responsable de la muerte del vengador y debe escoltarlo para que regrese a vivir en la ciudad de refugio a la que huyó. Allí permanecerá hasta la muerte del sumo sacerdote, que fue ungido con el aceite sagrado.
26
»Sin embargo, si el responsable de la muerte alguna vez sale de los límites de la ciudad de refugio,
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y el vengador lo encuentra fuera de la ciudad y lo mata, su muerte no será considerada homicidio.
28
El responsable de la muerte debió haber permanecido dentro de la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote; pero después de la muerte del sumo sacerdote, el responsable de la muerte podrá volver a su propia tierra.
29
Estos son requisitos legales y tendrán que cumplirse de generación en generación, dondequiera que vivan.
30
»Todos los asesinos deben ser ejecutados, pero solo si las pruebas son presentadas por más de un testigo. No se puede condenar a muerte a nadie por el testimonio de un solo testigo.
31
Tampoco se aceptará el pago de rescate por la vida de alguien que haya sido juzgado y encontrado culpable de asesinato y condenado a muerte; siempre se debe ejecutar a los asesinos.
32
Nunca acepten el pago de rescate de alguien que haya huido a una ciudad de refugio, pues haría que el responsable de la muerte de alguien volviera a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.
33
Esto garantizará que la tierra donde ustedes vivan no se contamine, pues el asesinato contamina la tierra. Y ningún sacrificio, salvo la ejecución del asesino, puede purificar la tierra del asesinato.
34
No deben manchar la tierra donde viven, porque yo mismo habito allí. Yo soy el Señor
que habito entre el pueblo de Israel».