10
Quemaron todas las ciudades y las aldeas donde los madianitas habían vivido.
11
Después que reunieron el botín y a los cautivos, tanto personas como animales,
12
llevaron todo a Moisés, al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad de Israel que acampaba en las llanuras de Moab, al lado del río Jordán frente a Jericó.
13
Entonces Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad salieron a su encuentro afuera del campamento.
14
Pero Moisés se enfureció con los generales y los capitanes
que volvieron de la batalla.
15
«¿Por qué dejaron con vida a las mujeres? —les reclamó—.
16
Precisamente son ellas las que, siguiendo el consejo de Balaam, incitaron al pueblo de Israel a rebelarse contra el Señor
en el monte Peor. Son ellas las que causaron la plaga que hirió al pueblo del Señor
.
17
Así que maten a todos los niños varones y a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales.
18
Dejen con vida únicamente a las niñas vírgenes; pueden quedarse con ellas.
19
Y todos ustedes, los que hayan matado a alguien o hayan tocado un cadáver deben permanecer fuera del campamento durante siete días. Purifíquense ustedes y sus prisioneros en el tercer día y en el séptimo.
20
Purifiquen también toda su ropa y todo lo que está hecho de cuero, pelo de cabra o madera».
21
Entonces el sacerdote Eleazar les dijo a los hombres que participaron en la batalla: «El Señor
le ha dado a Moisés este requisito legal:
22
todo lo que está hecho de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo,
23
es decir, todos los metales resistentes al fuego, deberán ser pasados por el fuego para que queden ceremonialmente puros. Además deben purificar estos objetos de metal con el agua de la purificación. Pero todo lo que no es resistente al fuego lo purificarán únicamente con el agua.
24
El séptimo día laven su ropa y quedarán purificados, entonces podrán regresar al campamento».
25
Distribución del botín
Después el Señor
le dijo a Moisés:
26
«Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de las familias de cada tribu, hagan una lista de todo el botín tomado en la batalla, incluidos la gente y los animales.
27
Luego dividan el botín en dos partes y den la mitad a los hombres que lucharon en la batalla y la otra mitad al resto del pueblo.
28
De lo que le pertenece al ejército, entreguen primero la porción del botín que le corresponde al Señor
: uno de cada quinientos prisioneros, así como del ganado, de los burros, de las ovejas y de las cabras.
29
Esta porción de lo que le corresponde al ejército, entrégasela al sacerdote Eleazar como ofrenda al Señor
.
30
De la mitad que pertenece al pueblo de Israel, toma uno de cada cincuenta de los prisioneros y del ganado, de los burros, de las ovejas, de las cabras y otros animales. Entrega esta porción a los levitas, que están encargados del cuidado del tabernáculo del Señor
».