18
Este es el mensaje que Balaam transmitió:
«¡Levántate, Balac, y escucha!
Óyeme, hijo de Zipor.
19
Dios no es un hombre, por lo tanto, no miente.
Él no es humano, por lo tanto, no cambia de parecer.
¿Acaso alguna vez habló sin actuar?
¿Alguna vez prometió sin cumplir?
20
Escucha, yo recibí la orden de bendecir;
¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo!
21
Ninguna desgracia está en su plan para Jacob;
ningún problema espera a Israel.
Pues el Señor
su Dios está con ellos;
él ha sido proclamado su rey.
22
Dios los sacó de Egipto;
para ellos, él es tan fuerte como un buey salvaje.
23
Ninguna maldición puede tocar a Jacob;
ninguna magia ejerce poder alguno contra Israel.
Pues ahora se dirá de Jacob:
“¡Qué maravillas ha hecho Dios por Israel!”.
24
Este pueblo se levanta como una leona,
como un majestuoso león que se despierta.
Ellos se niegan a descansar
hasta que hayan devorado su presa,
¡y beben la sangre de los que han matado!».
25
Entonces Balac le dijo a Balaam:
—Está bien si no los maldices, ¡pero al menos no los bendigas!
26
Así que Balaam le respondió a Balac:
—¿No te dije que sólo podía hacer lo que el Señor
me indicara?
27
Tercer mensaje de Balaam
Entonces el rey Balac le dijo a Balaam:
—Ven, te llevaré a un lugar más. Quizá esto agrade a Dios y te permita maldecirlos desde allí.
28
Así que Balac llevó a Balaam a la cima del monte Peor, con vista a la tierra baldía.