5
Gente de Jerusalén, de toda Judea y de todo el valle del Jordán salía para ver y escuchar a Juan;
6
y cuando confesaban sus pecados, él las bautizaba en el río Jordán.
7
Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar,
los enfrentó. «¡Camada de víboras! —exclamó—. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira divina que se acerca?
8
Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios.
9
No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas piedras.
10
Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.
11
»Yo bautizo con
agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
12
Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
13
Bautismo de Jesús
Luego Jesús fue de Galilea al río Jordán para que Juan lo bautizara,
14
pero Juan intentó convencerlo de que no lo hiciera.
—Yo soy el que necesita que tú me bautices —dijo Juan—, entonces, ¿por qué vienes tú a mí?
15
Pero Jesús le dijo:
Entonces Juan aceptó bautizarlo.