35
El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás.
36
»Sin embargo, nadie sabe el día ni la hora en que sucederán estas cosas, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el propio Hijo.
Solo el Padre lo sabe.
37
»Cuando el Hijo del Hombre regrese, será como en los días de Noé.
38
En esos días, antes del diluvio, la gente disfrutaba de banquetes, fiestas y casamientos, hasta el momento en que Noé entró en su barco.
39
La gente no se daba cuenta de lo que iba a suceder hasta que llegó el diluvio y arrasó con todos. Así será cuando venga el Hijo del Hombre.
40
»Dos hombres estarán trabajando juntos en el campo; uno será llevado, el otro será dejado.
41
Dos mujeres estarán moliendo harina en el molino; una será llevada, la otra será dejada.
42
»¡Así que ustedes también deben estar alerta!, porque no saben qué día vendrá su Señor.
43
Entiendan lo siguiente: si el dueño de una casa supiera exactamente a qué hora viene un ladrón, se mantendría alerta y no dejaría que asaltara su casa.
44
Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen.
45
»Un sirviente fiel y sensato es aquel a quien el amo puede darle la responsabilidad de dirigir a los demás sirvientes y alimentarlos.
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Si el amo regresa y encuentra que el sirviente ha hecho un buen trabajo, habrá una recompensa.
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Les digo la verdad, el amo pondrá a ese sirviente a cargo de todo lo que posee.
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¿Pero qué tal si el sirviente es malo y piensa: “Mi amo no regresará por un tiempo”
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y comienza a golpear a los otros sirvientes, a parrandear y a emborracharse?
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El amo regresará inesperadamente y sin previo aviso,
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cortará al sirviente en pedazos y le asignará un lugar con los hipócritas. En ese lugar habrá llanto y rechinar de dientes.