7
Les encanta recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas y que los llamen “Rabí”
.
8
»Pero ustedes, no permitan que nadie los llame “Rabí”, porque tienen un solo maestro y todos ustedes son hermanos por igual.
9
Además, aquí en la tierra, no se dirijan a nadie llamándolo “Padre”, porque solo Dios, que está en el cielo, es su Padre espiritual.
10
Y no permitan que nadie los llame “Maestro”, porque ustedes tienen un solo Maestro, el Mesías.
11
El más importante entre ustedes debe ser el sirviente de los demás;
12
pero aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados.
13
»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues le cierran la puerta del reino del cielo en la cara a la gente. Ustedes no entrarán ni tampoco dejan que los demás entren.
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»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues cruzan tierra y mar para ganar un solo seguidor, ¡y luego lo convierten en un hijo del infierno
dos veces peor que ustedes mismos!
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»¡Guías ciegos! ¡Qué aflicción les espera! Pues dicen que no significa nada jurar “por el templo de Dios” pero que el que jura “por el oro del templo” está obligado a cumplir ese juramento.
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¡Ciegos tontos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo que lo hace sagrado?